La vida me ha permitido compartir con un sinnúmero de personalidades y personajes de distintas ciudadanías, culturas, colores, estilos, sociedades, religiones, preferencias sexuales, etc, etc, etc. Por ende he escuchado de todo, muchas cosas de las que he aprendido, otras que prefiero ignorar y algunas tantas que parecieran llevar con sigo una mechita que me enciende instantáneamente cual "siquitraqui" en pleno año nuevo. El dinero de la renta me lo sudo bajo aire acondicionado, rodeada de lujos y uno que otro esperpento de la naturaleza (así las veo) de alma vacía y materia gris inexistente. Las puedes reconocer a simple vista, entre cuero forrado con impresos "Louis Vuitton" guardan sus tesoros plásticos, regularmente andan de prisa (tienen que a provechar el tiempo en otras tiendas antes de buscar al nene a las prácticas de "soccer" y a la nena al ballet) y generalmente andan en manadas con sus "amiguis". Pero el sello de autenticidad es ese acento apendejao` y bien "metro" que llevan entre cuero y carne. Tienen que haberlas escuchado. Arrastran la “r ” como si fuera una junta de bueyes surcando el terreno. "Porrrr Favorrrr" y le meten al spanglish bien "brutarrrr".
En fin, ese tipo de mujeres a las que
pareciera afectarle más el no tener lo último de la moda que enseñarle a sus
hijos el valor del sacrificio. Hace unos días llega esta “amigui” y me dice: “¿mama
(recuerda el acentito) tienes las que usó
Kim en el episodio pasado? Esto mientras sus hijos una de 6 y uno de 10
aproximadamente, hacen y deshacen por toda la tienda y parecen jurar que el
mundo incluyendo mi lugar de trabajo y mi paciencia les pertenecen. Entre busca y busca cual es la que quiere la
Kardashian frustrada, (porque no veo el
programa) el nene le recuerda (con toda la autoridad de un comandante en acción)
que ¡¡¡NECESITA!!! el juego más reciente
de PS4 o una mierda de esas que juegan los nenes y los pone más morones de lo
que ya pueden ser. A lo que ella ni
corta ni perezosa le contesta: “Pídeselo a tu papá en el weekend que te toca con
él” y ese
es justo el detonante del “siquitraqui” al que reaccioné instantáneamente con ojos
de vaca cagona,un clásico “roll eye” y un juego de piernas imaginario como el
de Bejuco. Y podrán pensar ¿Pero y qué carajo me importa eso a mí, si el nene
ni es hijo mío, ni su papá mi marido, ni es mi dinero? Sencillo en primera, ese
niño no tiene idea de lo que se tiene uno que joder para ganarse un dólar (de
seguro ella tampoco) pero es la adulta en cuestión. Su ignorancia no estriba en
no entender el sacrificio; sino en seguir sembrando en su hijo la semilla
putrefacta del “mantengo de cuello blanco”. Podía escuchar clarito a mi tía
Mily decirle a mi primito que tendría algunos 6 años en aquél entonces que las
cosas se ganan, que uno trabaja por lo que quiere y que si él no tenía para
comprar algo, pues que había que esperar. Pudiera parece tajante (a veces titi lo es,
eso es bien Santiago) pero va mucho más allá, no es meramente lo que representa
el dinero en sí. Es la responsabilidad, es ese aprender a ganarse lo que se quiere.
Perseverancia, es hambre de superación en todos los aspectos de la vida. ¿Cómo
es que se preguntan porque el país pisa y no arranca? Coño, porque el país no
se mueve, nos movemos nosotros, pero preferimos seguir estancados en la misma
mierda. Pensarán como mi tía Chela “eso es problema suyo, entrometimiento mío”,
pero no, porque es el presente de mi país. Además vivo el sacrificio que hace
un padre responsable para pagar mensualmente la pensión económica y darle la
mejor calidad de tiempo cuando está con su hijo. Que maldita costumbre de hacerle
creer a los hijos de padres separados que el papá es un signo de dólar ambulante
y no que es ese ser que a pesar de no pasar sus días con él todas las semanas, lo ama con la vida y se faja para que sea un niño amado y un futuro hombre de bien. Que poco se enseña del amor y la importancia de la familia, sea del estilo que
sea (ese es otro tema pa` galletitas y café) .Eso es tan parte del problema, como la crisis económica, la criminalidad, y
como la maldita politiquería que tanto nos agobia.
No soy la reencarnación de Dalay Lama, ni una
puritana de la vida, pero mano, yo creo
que es posible ser mejor, no se puede esperar que todo venga de otros. Las
cosas hay que trabajarlas, cada familia es una sociedad. ¿Si no es ahí dónde? ¿Si
no somos nosotros quién? Seguir esperando que la cosa cambie no es una opción si no hacemos nada como individuos. Y así,la kardashian se largó cabizbaja por que no encontró lo que
buscaba, el nene seguía exigiendo su juego nuevo y la nena corría por toda la
tienda. Yo permanecí como un edificio de las Gladiolas en plena implosión,
impotente, destrozada y “sufriendo calenturas ajenas”.
Love it, 100 chocolates
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